Las tartas, los pasteles y los bizcochos son mis alimentos predilectos, pero hay que cuidarse y seguir una dieta de lo más equilibrada y variada. Esto no significa que haya que eliminar por completo estos dulces de la dieta, sino que conviene optar por las versiones más saludables y comerlas con moderación, de forma ocasional.
Siguiendo estas premisas, he dado con la receta más esponjosa y deliciosa que he probado en mucho tiempo: bizcocho de avena y naranja. A pesar de que la receta original lleva azúcar (el cual lo podemos poner sin problema), desde Saber Vivir optamos por la versión más sana prescindiendo de él -o sustituyéndolo por edulcorante.
La clave del éxito reside en la elección de las naranjas: han de ser grandes, sabrosas y con mucho zumo. Así, no echaremos de menos ese punto de dulzor que tanto gusta.
Acompañándolo de un té, un café o café con leche, una porción de este bizcocho es perfecto para empezar el día con buen pie. Sin embargo, también puede servirnos como postre o sustituyendo al clásico pastel de cumpleaños. Todas las opciones son posibles: es tan fácil de hacer y con un resultado tan delicioso que te sorprenderá no haberlo hecho antes.
Cuando hablamos de sencillez nos referimos a que esta receta se basa en dos ingredientes principales y poco más: avena y naranjas. Sustituyendo la harina convencional por harina de avena y aprovechando la dulzura de las naranjas para evitar añadir azúcar, este bizcocho es ligero, esponjoso y muy sabroso.
Tal y como ya hemos comentado, siempre podemos optar por añadir azúcar o edulcorante, sin embargo, si elegimos naranjas grandes y dulces, vamos a ahorrarnos muchas calorías (y vamos a lograr un resultado muy parecido a la versión con azúcar).
Este bizcocho me transporta a los días más cálidos que están por llegar, me sacia y me deja con un buen sabor de boca. Y sí, es posible que a partir de ahora se convierta en una de tus recetas favoritas.
Este bizcocho es tan bueno que no necesita acompañamiento alguno, sin embargo, hay ingredientes que casan a la perfección con su sabor a naranja. Por ejemplo, si somos muy golosos, podemos hacer una salsa de chocolate a base de cacao puro. El chocolate y la naranja crean un matrimonio indestructible que gusta a la gran mayoría. También podemos servirlo espolvoreando un poco de canela para darle un toque hogareño y delicioso.
Personalmente, a mi me gusta tomarlo con una buena taza de té, aunque si me lo tomo a primera hora del día siempre lo acompaño de mi inseparable café con leche (de avena).
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