La calabaza es un alimento tan versátil en la cocina que, con los años, se ha convertido en uno de mis básicos. Al horno, como base de una tarta, estilo patatas fritas, para formar la masa de unos gnocchis o como crema, todas las opciones son un acierto. Con una variedad de posibilidades infinitas, el resultado siempre es el mismo: delicioso. A sabiendas de que nuestras abuelas eran únicas en la cocina, hoy rescato la crema de calabaza con la receta de mi abuela, quien lograba una textura única. Aunque con los años he ido variando en algunos ingredientes para hacerla más mía, esta propuesta que os mostramos hoy es la original (e inigualable).
De día o de noche, las cremas de verduras siempre sientan bien. Personalmente, este tipo de plato me es tan reconfortante que me encanta tomarlo durante un día de tormenta o durante esos días de primavera que refresca más de la cuenta. Pudiéndola tomar fría o caliente, este plato es perfecto para tomar durante los 365 días del año. Además, quiere llenarnos de vitalidad.
La dulzura de la calabaza, así como su textura, hacen que este ingrediente sea perfecto para convertirlo en crema. En función de los ingredientes que usemos lograremos un estilo u otro. Sin embargo, hoy optamos por la receta de la abuela para conseguir una textura increíble. De día, es un entrante maravilloso, de noche, la podemos tomar como único plato con la intención de saciarnos sin necesidad de tomar un plato copioso con muchas calorías.
Si te gusta lo que lees y quieres probar a hacerla en casa, será mejor que tomes papel y boli y apuntes todos estos pasos para que el resultado sea de estrella Michelin. Jamás un plato tan sencillo había sido tan delicioso.
Tal y como os mostramos, esta receta acepta todo tipo de cambios. Si lo preferimos, a la mezcla de verduras también le podemos añadir apio. Además, podemos jugar con las especias: a mí me gusta añadirle curry, aunque el pimentón también se fusiona muy bien con los sabores.
Versátil y atemporal, la calabaza nos permite crear un sinfín de platos. Desde cremas a sopas, purés, pasteles, confituras, flanes o guarniciones. En todos los casos, este ingrediente es el gran protagonista. Además, la podemos cocinar al horno, a la plancha, hervida, salteada… Con un sinfín de beneficios para nuestro organismo, se recomienda no cocer en exceso la calabaza para no perder ninguno de sus nutrientes. Rica en fibra, proteínas, calcio, magnesio, ácido fólico, potasio y algunas vitaminas B y C, la calabaza también se la conoce por ser:
Si has llegado hasta aquí, ha llegado el momento de ponernos manos a la obra.
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