LA GRAN HAZAñA DE ZIZI HATTAB: LA úNICA CHEF ESPAñOLA QUE HA CONSEGUIDO UNA ESTRELLA MICHELIN EN UN RESTAURANTE VEGANO

Zineb Hattab (Zizi) ha llegado a la élite de la cocina por el camino más largo. Estudió Ingeniería en la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) y, cuando ya estaba asentada en una empresa suiza (con sus fines de semana libres para esquiar) decidió dejarlo todo para apostar por la cocina. Una decisión arriesgada, que sorprendió a su familia y también a sus amigos, pero que ha acabado saliendo bien.

"Estuve un año trabajando gratis en varios restaurantes de Bilbao, de Girona, de Italia y de Suiza para aprender", ha explicado en la entrevista concedida a La Ventana. "Psicológica y emocionalmente fue más duro eso que aprobar un curso de ingeniería, pero sabía que estaba donde quería estar y no me arrepiento".

La gran hazaña de Zizi Hattab, de todas formas, ha sido conseguir una estrella Michelin en un restaurante vegano: el KLE, de Zurich (Suiza). Algo que, hasta el momento, no ha conseguido ningún otro cocinero español. Sí hay algunos (Rodrigo de la Calle, Xavier Pellicer, Begoña Rodrigo o Ricard Camarena) que tienen una estrella con propuestas muy basadas en los vegetales. Pero no en un restaurante vegano.

El hecho de que Zizi Hattab sea una mujer de origen marroquí —ella nació en Blanes, pero sus padres son de Fez— hace que su caso sea aún más excepcional y todo un referente para los jóvenes, en especial para las niñas de origen extranjero (ecuatorianas, chinas o marroquís) que están yendo a colegios españoles y sueñan con ser ingenieras, cocineras o las dos cosas, como ella.

"La discriminación no tiene límites. Afecta al género, a la orientación sexual, a tu religión y también a tus orígenes", señala en la entrevista. "es importante tener cierta sensibilidad hacia eso. Pero ahora hay mucha más información y la representación es muy importante. Por eso, aunque me gusta mucho estar en mi cocina, también acepto viajar, ir a sitios y a hablar".

En las fotos de las galas de las grandes guías gastronómicas, de hecho, el perfil más habitual sigue siendo el de un hombre blanco de más de 40 años. Una falta de diversidad que no se corresponde con lo que se ve en las calles españolas. "Cuando nos dieron la estrella roja y la roja verde, éramos unos 30 cocineros en el escenario y yo era la única mujer. Y cuando me invitan a foros también suelo ser la única mujer".

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